TERCER AÑO

IMPERIALISMO - LA EXPANSIÓN EUROPEA DEL SIGLO XIX



“…Señores, desde este punto de vista particular pero de la más alta importancia en los tiempos en que nos encontramos, y con la crisis que atraviesan todas las industrias europeas, la creación de una colonia es la creación de un mercado. Se ha destacado en efecto, y los ejemplos abundan en la Historia Económica de los tiempos modernos que es suficiente que el lazo colonial subsista entre la madre patria que produce y las colonias que han fundado para que el predominio económico acompañe y respalde, en alguna forma, el predominio político (…) Señores, hay un segundo punto, un segundo orden de ideas que debo abordar lo más rápidamente posible: es el aspecto humanitario y civilizador en cuestión (…) Es necesario decir abiertamente que las razas superiores tienen un deber respecto de las inferiores (…) porque hay un deber hacia ellas: el de civilizarlas (…)"

JULES FERRY; Fragmento de su discurso ante la Cámara de Diputados, 1885

  

 “Ayer estuve en el End londoniense (barriada obrera), y asistí a una asamblea de los sin trabajo. Al oír en dicha reunión discursos exaltados cuya nota dominante era pan, pan, (…) y al reflexionar, cuando regresaba a casa, sobre lo que había oído, me convencí más que nunca de la importancia del imperialismo. Estoy convencido íntimamente persuadido de que mi idea representa la solución del problema social, a saber: para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una guerra funesta, nosotros, los políticos coloniales, debemos  dominar nuevos territorios para colocar en ellos el exceso de población, para encontrar nuevos mercados en los cuales colocar los productos de nuestras fábricas y de nuestras minas. El imperio, lo he dicho siempre es una cuestión de estómago. Si no queréis la guerra civil, debéis convertiros en imperialistas”.

CECIL RHODES, Carta al periodista Stead. 1895.  (Inglaterra)

 

  

 “Siempre que se ha producido un movimiento de expansión ha sido porque la raza que lo ha llevado a cabo era una gran raza. Ha sido como una señal y una prueba de la grandeza de la nación expansionista (…)”

Theodore Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos

  

“Monroe logró detener con ella  (la Doctrina Monroe) una doble amenaza: la de los rusos, que trataban de extenderse por la costa del Pacífico y excluir todos los navíos extranjeros al norte del paralelo 51, y la de las potencias de la Santa Alianza deseosas o susceptibles de inclinarse a socorrer a España en sus posesiones americanas (…) La verdadera historia de la Doctrina Monroe comienza a fines del siglo XIX cuando se transformó en ofensiva y sirvió para justificar las anexiones americanas: la prohibición de las intervenciones europeas convirtiéndose en justificación de las intervenciones norteamericanas”.

 

FOHLEN, Claude: “La América anglosajona de 1815 hasta nuestros días”

 

INTERVENCIONISMO--- ROOSEVELT “LA POLÍTICA DEL GRAN GARROTE

 

“Todo lo que esta nación desea es ver el establecimiento de las naciones lindantes, prósperas y reglamentadas. Si una nación demuestra que sabe conducirse con eficacia y decencia razonables en los problemas políticos y sociales, si mantiene el orden y paga sus obligaciones, no tiene por qué temer la interferencia de los EE.UU. Las creaciones crónicas o la impotencia que acaba en el aflojamiento general de los vínculos de la sociedad civilizada, pueden provocar (…) tanto en América como en otros lugares del mundo, la intervención de una nación civilizadora, y en el hemisferio occidental la adhesión de los EE.UU. a la Doctrina Monroe, puede, a este país, por mucho que le desagrade, en los casos flagrantes de infracción o de importancia, a ejercitar el poder de la política internacional”.

                                                                Mensaje anual de Roosevelt, 8 de diciembre de 1904

 

 

 

“Las tierras latinoamericanas se incorporan al comercio mundial en una posición subordinada a los intereses de las grandes potencias. El resultado fue una deformación de la estructura productiva de las naciones dependientes mediante el excesivo desarrollo de los sectores que sirven a las necesidades de la metrópolis, y paralización y retroceso de otros productos. Vastas regiones de Latinoamérica, en las que se instala un sistema de monocultivo en torno a un producto dominante, se incorporan al comercio internacional como exportadores.

Una de las consecuencias del nuevo sistema de explotación ese el afianzamiento y la extensión del latifundio, y el abandono de las viejas formas de agricultura para consumo local. Lejos de constituirse en factor de desarrollo de las economías latinoamericanas, contribuyen a acentuar el disloque”.

                                                        ROMERO, J.L, “Gran historia de Latinoamérica”, Tomo 11.

 



 

 

 

 

 







URUGUAY S.XIX




































Chimamanda Adichie El peligro de una sola historia





Sociedad industrial del S.XIX

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Las corrientes ideológicas del siglo XIX.
      La Revolución Industrial significó un amplio progreso de la economía europea porque permitió el desarrollo del maquinismo, de la producción manufacturera y del número de bienes puestos a disposición de la población. Pero también trajo consigo problemas sociales porque agudizó las diferencias de riqueza entre las clases sociales, puso de relieve las malas condiciones de vida y de trabajo del proletariado y provocó encendidos enjuiciamientos de todo el sistema capitalista que engendraba estos males. Su consecuencia social más importante fue que generó una nueva clase social: el proletariado. Su único bien era su fuerza de trabajo que vendían por un salario; como este era muy bajo, apenas si podían alimentarse o alimentar a su familia, malviviendo en pequeñas habitaciones sin luz ni aire; como las jornadas de trabajo eran muy largas, no les quedaba tiempo para instruirse y así tomar conciencia de su situación.


EL ANARQUISMO

Proudhon

     El anarquismo es una corriente filosófica que, aunque de orígenes muy antiguos, floreció en el siglo XIX y se manifestó también como una doctrina político-social. Anarquía quiere decir “sin poder”, “sin autoridad” y, por extensión, sin Estado. Es un movimiento que se opone completamente a toda forma de autoridad y reivindica la máxima libertad posible para el hombre. También se conoce a los anarquistas como libertarios. Los anarquistas están en contra de:
·                     El Estado: los anarquistas entienden que el poder corrompe. Cualquiera sea el individuo o la clase social que asuma el poder y lo ejerza, se corromperá porque la autoridad supone la supremacía de unos hombres sobre otros. Como ese poder le posibilita imponer su voluntad, de hecho siempre hará uso de la prepotencia y el abuso.
·                     La propiedad privada: son partidarios de la socialización de los medios de producción. Creen que la socialización de la propiedad traerá la prosperidad de todos.
·                     Votos irrevocables: partidarios de la libertad individual, son contrarios a todos los votos irrevocables como el matrimonio (en la época no existía el divorcio). Todo compromiso que atara al hombre de por vida, impidiéndole manifestar libremente su voluntad, era rechazado como contrario a la naturaleza humana.
 Proponen:
·                     La libertad humana: para ellos el hombre no es tal si no es libre; la libertad es la condición de su humanidad.
·                     La revolución social: son partidarios de la revolución social que se daría de forma espontánea, naciendo naturalmente de las masas de la población, para destruir el Estado y la propiedad privada.

     Una de las formas de manifestación del anarquismo fue a través de “la propaganda por los hechos”. Esta fue una corriente terrorista que floreció a fines del siglo XIX. Consistía en realizar atentados políticos contra los principales personajes de un régimen para “despertar” al pueblo y crear un clima revolucionario que le permitiera a éste barrer con la sociedad burguesa.



LAS CORRIENTES SOCIALISTAS

            Todos los males que padecía la clase trabajadora llevó a que algunos sectores de las clases altas elevaran sus voces reclamando soluciones. De la burguesía y aún de la nobleza surgieron los primeros teóricos sociales y reformadores que criticaron ásperamente el sistema económico vigente y propusieron nuevas formas de organización social y económica. Se los llamó con el nombre genérico de SOCIALISTAS. 

·                     El Marxismo
Karl Marx y Frederich Engels
      Es una de las corrientes socialistas más importantes por la incidencia que tuvo en su tiempo y por su influencia en las transformaciones del siglo XX. Sus creadores fueron Carlos Marx y Federico Engels.
      Marx estaba angustiado con la suerte de la clase obrera de su época; quiso estudiar las causas que producían su miseria, y para ello se internó en el estudio de la sociedad y de la economía que la engendraban. Llegó a la conclusión que la miseria del hombre no se solucionaba obteniendo mejoras en las condiciones de trabajo y en el salario, sino transformando la sociedad. Es decir, eliminando las condiciones económico-sociales que producían tales consecuencias y creando una nueva sociedad y una nueva economía donde “el hombre no fuera explotado por el hombre”.
      Marx sostiene que todas las sociedades se han dividido en grupos diferentes que luchan por la supremacía: “la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, en una palabra: opresores y oprimidos, se enfrentaron siempre (...) Nuestra época se distingue por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose en dos campos enemigos, en dos grandes clases que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado (...)”.
     La sociedad capitalista engendra a su propio enemigo (el proletariado); del enfrentamiento entre ambos surgirá la sociedad socialista. Marx cree que este desenlace será ineludible por las propias contradicciones de la sociedad capitalista. Esas contradicciones son que la producción es social (el grupo de obreros que trabajan en la fábrica) mientras la propiedad de los medios de producción (máquinas) y los beneficios que se obtiene de ella es individual (del dueño de la fábrica).

Algunos conceptos importantes:

·                     Plusvalía: significa “mayor valor” y es tal vez, la idea más importante de Marx. Es la cantidad de trabajo no pagado al obrero que queda en beneficio del patrono. Según Marx, el obrero siempre produce un valor mayor al correspondiente a su salario. A ese “valor mayor” que produce pero no cobra y que queda en beneficio del patrón, a esa diferencia que hay entre el valor de los objetos que el obrero produjo y el valor del salario que recibió, Marx lo denomina plusvalía.

·                     Concentración de capitales: cuanto más obreros tenga un patrón más plusvalía generará y más se enriquecerá. Cuanto más rica una empresa, mayor competencia podrá hacer a las más débiles, conduciéndolas a la ruina. Los pequeños comercios cerrarán y los pequeños propietarios se convertirán en obreros para vivir. Así la sociedad terminará polarizándose entre una minoría de muy ricos, dueños de todas las empresas y fábricas y una inmensa mayoría de muy pobres o proletarios.

·                     Revolución social y dictadura del proletariado: esta lucha de clases llevará a la revolución social, o sea, al proletariado a tomar el Estado por la fuerza y establecer desde esa posición su dictadura. Haciéndose dueño del Estado, el proletariado utilizará su fuerza para expropiar a la burguesía y eliminarla como clase. Socializará entonces todos los medios de producción (tierras, máquinas, fábricas) y los convertirá en propiedad de toda la sociedad. Finalmente impondrá todas las condiciones para el establecimiento de una sociedad socialista. Esta nueva sociedad, no tendrá clases sociales, no habrá Estado (los hombres se auto-administrarán) y la humanidad se organizará en comunidades de producción y de consumo, donde todos trabajarán y todos consumirán el producto de ese trabajo.

LIBERALISMO ECONÓMICO    
Adam Smith

El liberalismo económico reconoce sus antecedentes principales en la obra del economista escocés Adam Smith y de la escuela fisiocrática francesa, ambas del siglo XVIII. La fisiocracia sostenía que el fenómeno económico era un fenómeno “natural” y por lo tanto las leyes “naturales” de la economía debían desenvolverse libremente, sin la mínima intervención del Estado. Acuñó la famosa frase “laissez faire, laissez passer”, que resumía su posición favorable a la más amplia iniciativa individual en el campo económico, sin trabas impositivas o legales que estorbaran la actividad en ese terreno.
Coincidiendo con esas premisas y ampliándolas, Adam Smith postulaba la libre iniciativa individual impulsada por el afán de lucro, la libre competencia, que regularía la producción y los precios, y el libre juego del mercado, que se desarrollaría plenamente siempre que se respetaran esas leyes económicas naturales.
Los economistas liberales sostenían que una sociedad económica estaba integrada por productores individuales que aportaban sus productos y los intercambiaban con otros productores, compraban lo más barato posible y vendían al mejor precio que pudieran obtener. Era la teoría del intercambio de bienes en un mercado libremente competitivo en donde los precios se fijaban por la propia situación del mercado, sin ninguna intervención exterior. Cuando había demanda de un artículo, y por lo tanto, los precios eran altos, la producción aumentaba porque, guiados por su afán de lucro, los productores aprovechaban ese momento de auge. Esto llevaba a un exceso de producción, o sea de oferta, lo que hacía descender el precio del artículo ante su abundancia; los productores, entonces, disminuían su fabricación hasta que su relativa escasez obligaba a los consumidores a pagar más para conseguirlo. Nuevo aumento de precios, y nuevo incremento de la producción. Esas serían las “leyes naturales” de un mecanismo perfecto que avanzaba, se frenaba y regulaba solo, automáticamente, “naturalmente”. Si el Estado interviniera, alteraría esa armonía y destruiría el flujo natural de las leyes económicas. Por ello el estado debía limitarse a mantener el orden interno y la seguridad exterior, creando así las condiciones para un correcto desarrollo de las fuerzas económicas en plena libertad. Es el concepto típico del liberalismo económico del Estado como “juez y gendarme”: mantener las leyes internas, castigar a quien las viole, proteger las fronteras, pero no intervenir en absoluto en la vida privada de los ciudadanos, uno de cuyos aspectos es la actividad económica.

En el curso del siglo XIX estos conceptos se fueron precisando y ampliando hasta conformar totalmente la doctrina del liberalismo económico basada en estos principios:

·                     Ley natural: la economía está reglada por leyes naturales, y en la medida en que esa economía se desarrolle libremente, sin trabas, será sana, natural, creadora de riquezas para todos los ciudadanos.
·                     “Laissez faire, laissez passer”: propugnan la abolición de impuestos, reglamentaciones, monopolios y todo otro obstáculo jurídico o fiscal que entorpezca aquel libre desarrollo.
·                     No intervencionismo: son enemigos de la intervención del Estado en la economía, asignándole solamente el papel de guardián del orden.
·                     Libre empresa:  son partidarios de la más completa libertad individual en el campo económico, creyendo que cada productor es el que mejor sabe cuánto le conviene producir y a qué precio le conviene vender. Su afán de lucro, su deseo de ganar en los negocios, lo llevarían a la prosperidad y junto con él se enriquecería toda la sociedad, porque el progreso colectivo está hecho de los progresos individuales.
·                     Librecambio:  aplicando estas ideas al comercio exterior, reclaman la abolición de las aduanas y la entrada y salida libre de trabas de todas las mercaderías.
·                     Contrato libre:  tanto el patrón como el obrero debían ponerse de acuerdo libremente sobre el contrato de trabajo y el salario. Partiendo del concepto de que todos los hombres son iguales, los liberales consideraron que nadie más que esas dos personas debía intervenir en la transacción, y menos que nadie el Estado.

Tomado de: Benjamín Nahum, “El pensamiento político y social del siglo XIX”; Ed. Kapelusz, 1972. Colección “Cuadernos de estudio nº 26”.




   
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